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Desnutrición en niños del norte y obesidad en el sur revelan problemática que exige plan educativo a contar de 2021

Fuente: Prensa24

En pleno siglo XXI y luego de décadas en que el Estado ha implementado distintos programas para erradicar el hambre de Chile, se puede ver con sorpresa y preocupación el informe entregado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO). Este reveló que las cifras de desnutrición infantil llegaron a niveles que, en algunos casos, superan los seis puntos porcentuales en regiones del norte del país y en la Región Metropolitana, mientras que en el sur se registran altas tasas de sobrepeso y obesidad. La noticia, sumado a la pandemia del covid-19, será un gran desafío para las empresas que proveen de alimentos a las niñas y niños más vulnerables del país, quienes son beneficiados por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, Junaeb.

Para el 70% de los niños acogidos al programa de Alimentación Escolar de la Junaeb, su único alimento diario es el que reciben por esta vía. Es por eso que este Programa se transforma en la gran oportunidad y ahora, necesidad, que tiene el país de educar a las familias chilenas en alimentación sana.

El estudio de la FAO señala que las regiones más afectadas son Tarapacá (6,4%), Atacama (6,1%), Metropolitana (6,1%) y Arica y Parinacota (5,8%). En el sur, se encuentran las regiones que presentan las mayores cifras de sobrepeso infantil: La Araucanía (18,9%), Magallanes (18,7%), Ñuble (18,6%) y Los Ríos (18,6%).

Para dar inicio a un programa de mejor nutrición a los niños del país, considerando también los efectos de la pandemia en la entrega y logística de los alimentos, la Junaeb exigió a todas las empresas postulantes cambiar su modelo de negocios, llegando con cajas de alimentos a los niños del país y para 2021 han debido reinventarse y hacer importantes modificaciones logísticas. El desafío no ha sido fácil. Cada canasta individual entregada este año ha contemplado cubrir las necesidades nutricionales individuales de un estudiante por el equivalente a tres semanas de clases y se han debido tomar todos los resguardos sanitarios.

Asimismo, el programa busca proveer a los niños y sus familias de una alimentación sana, ya que, en gran medida, ocurre que estas todavía privilegian la comida calórica por sobre las ensaladas y frutas. 

A juicio de Matías Pizarro, gerente general de la empresa concesionaria Soser, “si bien la Junaeb amplió el espectro de alimentos con que se debe llegar a todas las regiones, incluyendo alimentos autóctonos de cada zona, el Programa requiere integrar un plan de educación en alimentación que parta desde la base y se dirija a los alumnos y sus familias”.

Añade que «esta sería una gran oportunidad de cambiar la nutrición de Chile y enseñar realmente a comer sano. Lo que se realiza actualmente es enviar alimentos frescos y estos no son consumidos por los niños. Nosotros comprobamos esto ya que la verdura se perdía en grandes proporciones en los colegios”. 

El Programa de Alimentación Escolar (PAE) de la Junaeb, es una industria compuesta por empresas que tienen presencia en Santiago y en todo el país. “Sería muy bueno que un profesor en alimentación o un encargado PAE les enseñara a comer sano, porque por mucho que se les presenten las ensaladas y frutas no tienen internalizado su consumo”, señala Pizarro.

Más de 100 millones de toneladas de alimentos ha entregado la Junaeb este 2020, a través de canastas individuales a los estudiantes beneficiarios del Programa de Alimentación Escolar y de Párvulos, lo que equivale a que más de 1,8 millones de niños, niñas y adolescentes han recibido alimentación escolar, de forma inédita, en sus hogares.

Cada año, la Junaeb licita su servicio de alimentación por una duración de tres años por alrededor de un tercio de la cobertura de colegios que necesitan alimentación para sus alumnos, programa que -sumando a la Junta Nacional de Jardines (Junji) y Fundación Integra- tiene un alcance total de alrededor de 1,8 millones de niñas, niños y jóvenes a lo largo del país, que reciben raciones de desayuno, almuerzo y algún snack.

Patricio Rey, de Soser, enfatiza: “En esta etapa, el programa debe estimular a los niños y sus familias en el aprendizaje de la alimentación sana. En gran medida ocurre que las familias todavía privilegian comida calórica por sobre ensaladas y frutas que se envían en grandes cantidades y en distintos formatos; ahí aún se pierde mucha comida y existe una oportunidad inmensa de educación”.